Me importa poco, o al menos es lo que quiero;
dejar los golpes de pecho, de culpas librar mis sueños.
Mandar mucho a la verga los prejuicios que desatan mis placeres,
y continuar sientiendo la inercia de tus quereres.
¿Qué onda con el agüite, con esa cruda moral?
Contradices tu discurso que dizque muy liberal.
Pero yo tengo la culpa de tirarle a lo falaz
y de no pintar mi raya, de idealizarte chinga!
viernes, 18 de noviembre de 2011
Silencio...
Shhh...
Se me olvidaba que no necesito silencio pues se oye pasar el tren.
La señal de que es de noche, y un viaje incierto te espera.
Cada vez que posas tu cabeza sobre la almohada entregas tu alma al vacío,
le entregas tu suerte a la muerte.
Y no importa amor, pues yo te cuido.
¿Recuerdas aquel cuadro donde un par de niños van cruzando un puente roto y un arcángel va detrás de ellos?
Mientras tú cruzas el puente entre este mundo y aquél, ella y yo te tomamos de la mano.
Tus dos niñas, las que han pactado, las dos a las que has enamorado.
Tu niña santa, la otra es blanca.
Se me olvidaba que no necesito silencio pues se oye pasar el tren.
La señal de que es de noche, y un viaje incierto te espera.
Cada vez que posas tu cabeza sobre la almohada entregas tu alma al vacío,
le entregas tu suerte a la muerte.
Y no importa amor, pues yo te cuido.
¿Recuerdas aquel cuadro donde un par de niños van cruzando un puente roto y un arcángel va detrás de ellos?
Mientras tú cruzas el puente entre este mundo y aquél, ella y yo te tomamos de la mano.
Tus dos niñas, las que han pactado, las dos a las que has enamorado.
Tu niña santa, la otra es blanca.
Calma
Amor mío.
Tengo miedo del día en que la locura se apodere por completo de mi mente.
De no poder controlar los pensamientos ni los sentimientos.
Tengo miedo de que se robe mi belleza, miedo de que la acentúe.
Me asusta que su extraña obsesión me desvirtúe.
No intentes ganarle la partida, pues soy yo quien debe de luchar en contra de ella.
Mejor arrúllame, entiéndeme, apacigua el remolino con tu calma,
que tu amor me recueste en una cama llena de tí, de sueños, de esperanzas.
Tengo miedo del día en que la locura se apodere por completo de mi mente.
De no poder controlar los pensamientos ni los sentimientos.
Tengo miedo de que se robe mi belleza, miedo de que la acentúe.
Me asusta que su extraña obsesión me desvirtúe.
No intentes ganarle la partida, pues soy yo quien debe de luchar en contra de ella.
Mejor arrúllame, entiéndeme, apacigua el remolino con tu calma,
que tu amor me recueste en una cama llena de tí, de sueños, de esperanzas.
martes, 6 de octubre de 2009
...
Me quedan 20 minutos para entrar a mi siguiente clase.
Me imagino si me quedaran solo 20 minutos de vida.
Hace poco me enteraba por un amigo de que a los 86 años una mujer llamada Esther Rizo escribió su primera novela titulada "rebozo de aromas".
Hace cinco minutos pasé por el blog del que fuera mi profesor en la FCPyS de la UNAM, Juan María Alponte, y miro que a sus más de ochenta años continúa siéndole fiel a la pluma y al ingenio.
Ojalá me queden más de veinte minutos, ojalá que si quedaran solo veinte pudiera hacer que contaran.
Esta mujer y este hombre, le han brindado a mi día la esperanza que necesitaba.
Me imagino si me quedaran solo 20 minutos de vida.
Hace poco me enteraba por un amigo de que a los 86 años una mujer llamada Esther Rizo escribió su primera novela titulada "rebozo de aromas".
Hace cinco minutos pasé por el blog del que fuera mi profesor en la FCPyS de la UNAM, Juan María Alponte, y miro que a sus más de ochenta años continúa siéndole fiel a la pluma y al ingenio.
Ojalá me queden más de veinte minutos, ojalá que si quedaran solo veinte pudiera hacer que contaran.
Esta mujer y este hombre, le han brindado a mi día la esperanza que necesitaba.
martes, 11 de agosto de 2009
Aquel, el que sabe, el de los años.
Me derriten sus años porque son justamente el doble de los míos.
Me fascina el tono grave de su voz, ignora que me acaricia el tímpano cuando me da instrucciones.
Amo que en conocimientos me rebase, pues podría ser mi eterno maestro.
No me importa que no tenga cabello y muero de ganas por decírselo cuando se queja de aquella escasez.
Su rostro es bellísimo.
Resulta encantador que pudiera ser mi padre.
Sus modales son finísimos.
Su risa estalla y la escuchan todos a su alrededor.
Es un hippie de closet.
Aveces me divierto pensando que le gusto. Igual y si, pero el prejuicio y la moral son más grandes.
Nunca le diría nada de esto, nunca lo sabrá, aunque igual me divierto pensando en cómo reaccionaría.
Este es nuestro secreto.
*
Me fascina el tono grave de su voz, ignora que me acaricia el tímpano cuando me da instrucciones.
Amo que en conocimientos me rebase, pues podría ser mi eterno maestro.
No me importa que no tenga cabello y muero de ganas por decírselo cuando se queja de aquella escasez.
Su rostro es bellísimo.
Resulta encantador que pudiera ser mi padre.
Sus modales son finísimos.
Su risa estalla y la escuchan todos a su alrededor.
Es un hippie de closet.
Aveces me divierto pensando que le gusto. Igual y si, pero el prejuicio y la moral son más grandes.
Nunca le diría nada de esto, nunca lo sabrá, aunque igual me divierto pensando en cómo reaccionaría.
Este es nuestro secreto.
*
Dios me quiere.
Así pasa.
Así es la vida, lugares, gente, momentos, estados, van y vienen.
Alguna vez le dije a mi madre en un ataque de fatalismo que vivir no era lo mío, porque en ese entonces solamente sufrimiento había.
Dios me quiere...de eso no tengo duda, porque consciente de mi afán por saber y mi avidez por conocer, desde pequeña me ha brindado las más aleccionadoras experiencias; al principio duras, muy duras, de las que recuerdo haber salido bien librada a pesar de mi corta edad. Sin embargo tiempo después estoy segura de que me ha recompensado.
Ahora sufro, porque uno de aquellos regalos está a punto de terminarse.
Un año fuera de casa, fuera de aquella burbuja de protección que es mi ciudad, un poco lejos de la familia, los amigos y la gente de siempre bastó para fungir como el regalo y la lección más grande que hasta ahora he recibido en la vida.
El comienzo no fue fácil, los cambios nunca han sido lo mío, pues afectan demasiado mi seguridad. Sin embargo, aprendí a valorar un sin número de cosas que antes me parecían muy comunes, como un ¿qué tal te fue? regresando a casa, una tarde de café con los amigos, mi recorrido por el hermosísimo centro histórico de camino a música, el saludo de un conocido por la calle, la BUAP y sus profesores, un ensayo con mi banda etc.
El final se torna difícil también, pues a cambio de aquello que temporalmente dejé (y miren que Dios me quiere pues ahí sigue todo lo que añoraba a pesar de la ausencia), recibí magistrales clases de personas de acervo impresionante, caminé a diario por los prados y edificios hermosos de la UNAM, conviví con personas muy afines y diferentes a la vez y tengo la inmensa fortuna de contar entre mis amigos a muchos de ellos, recorrí el Distrito Federal hasta sentirme harta, escuché mucha y muy buena música, aprendí lo que es el trabajo, la satisfacción que brinda y el desgaste que representa, a manifestar mis ideas en verdaderos ensayos, defenderlos y enorgullecerme de ellos, aprendí a callarme y escuchar para aprender mucho más, que el amor no son enchiladas y que en cuestión de segundos uno puede pasar de ser víctima a victimario, aprendí que en efecto como te ven te tratan pero que la gente vale más por lo que sabe que por como se ve o por lo que posee y sobretodo que de nada sirve el conocimiento si no se comparte con los demás.
Aprehendí con H.
Ahora sé lidiar mejor conmigo misma, sé que me hace feliz y qué me aterra en demasía. Aún no sé bien a donde quiero ir, sin embargo estoy segura de a donde nunca quisiera estar.
Mi conflicto se debe a que tengo muchas opciones en frente y todas son buenas, se ha debido en los últimos años a que las dos disciplinas a las que dedico mi estudio y mi labor son hermosas y ambas me complementan, se debió este último año a que los dos lugares en los que me debatía y ahora pertenezco me brindan todo lo que necesito para ser feliz y continuar aprendiendo.
Dios me quiere ciertamente, porque me ha dado la fortuna y la gracia...
jueves, 2 de abril de 2009
Auto exigencia, Mi jefe, Ángeles Mastretta, La Familia, El síndrome Delon.
Hoy desperté y decidí dormir más tiempo. “Me lo merezco” fue mi excusa, aunque en el fondo se que tal vez no, pensando y reprochándome de nueva cuenta que siempre se puede hacer mucho más (como aquel que en mi pensamiento se ha metido, también lo piensa y se reprocha así mismo).
A mi arribo a la cámara de diputados me encuentro con que mi jefe no llegó a trabajar. Seguramente fue a dar clases, aunque el poco tiempo que llevo de conocerle me invita a pensar que también prefirió gastar el tiempo en algo que no tuviera mucho que ver con la investigación social. Me lo imagino saliendo de sus clases para después pasar a alguna exposición, meterse solo al cine o simplemente caminar sin rumbo, jajaja tal vez toda esta invención sea reflejo de lo que muero por hacer en este momento, sin embargo, me alegra imaginar que aquel hombre a quien admiro tanto sacie de alguna manera aquella avidez de libertad que transpira al conversar conmigo y contarme sus peripecias de tiempo libre y juventud.
Mientras tanto yo decido unírmele y como sé que mi trabajo lleva un poco de adelanto, emprendo un largo camino a través de la infinidad de posibilidades que el internet ofrece: Primero el periódico la jornada, después las revistas proceso y reporte índigo, ya saben, un poco de mis temas fetiche actuales: narcotráfico y terrorismo, no me pregunten porqué pero entre link y link fui a dar al blog de la escritora Ángeles Mastretta, que como es sabido por todos con quien he compartido impresiones literarias, no es santa de mi devoción.
Y cuál es mi sorpresa al encontrarme con una serie de escritos, a manera de diario, sin pretensión alguna que la de expresar de la manera más honesta las diferentes impresiones heredadas de su cotidianeidad. Me gustó y me gustó mucho, tanto que tal vez considere revalorar sus aptitudes literarias; también me recordó lo bello y lo difícil que es expresar lo que uno lleva dentro valiéndose de la palabra escrita. Yo...prefiero la música, pero hoy, la invitación me surgió de no sé donde, tal vez de ella.
En otras cosas, ayer pensaba en la familia, en mi familia, en mis familias. Hay tantas curiosidades a su alrededor que al mismo tiempo me enloquecen de felicidad y desencanto. Por un lado, la familia de mi madre, que me ha brindado las mas grandes lecciones de humildad, que me hace sentir orgullosa de mi modesto origen y a la vez de ser una mujer de lucha como mi abuela, mi abuelo y mi madre. Sin embargo también me recuerda el desencanto que me produce la mediocridad, el hecho de conformarse con la realidad y las dimensiones que paupérrimamente nos han sido dadas u heredadas, sin buscar más allá de lo que nuestra comodidad o flojera nos pongan como límite...no hay ocasión en la que después de frecuentar ese lado de mi familia no me torture pensando en todo lo que hubieran logrado mis primos o mis tíos si sólo se lo hubieran propuesto, porque de capacidad no carecían, eso es pecado dice mi abuelita y estoy completamente de acuerdo.
Por otro lado, la familia de mi padre que tanto se afanó en cosechar una ridícula aristocracia fundada en la posición, el apellido y la imagen, me ha enseñado que en efecto, como te ven te tratan, pero a la vez me confunde con su afán por vivir administrando un status que ya es más parte del pasado que otra cosa. Nunca entendí el bluff de las reuniones y de las fiestas, mucho menos el cotidiano, como tampoco entendí eso de presumirse los bienes, los atuendos, los maridos y los hijos entre hermanos.
Afortunadamente mi papá se cocinó aparte en ese aspecto aunque tristemente en otros no.
Lo gracioso es que en mi casa, en mi familia nuclear, una combinación de ambas corrientes ha surtido buen efecto y aunque dicen que nadie escoge a la familia, si yo hubiera tenido oportunidad de escoger hubiera elegido a mis tres familias. No se como sea la cuarta, la que forme con mi un chico a quien quizá aún no conozca y aquellos niños que solo en mis sueños existen.
Ya que estoy en eso de la familia, en los últimos días he conversado mucho con mi Tía Vicky, quien me reprochaba que diera prioridad al trabajo y la escuela dejando de lado la integración familiar. En uno de estos bellos ejercicios espontáneos me preguntó anoche: “¿Oye Adri?, ¿cómo vas con eso del amor?, ¿Te gusta alguien? Generalmente no tengo la costumbre de comentar con las tías esa parte de mi vida por temor a no ser comprendida o a verme mareada con algún choro incómodo y fuera de época de su parte. Pero como en efecto actualmente soy presa de aquellas mariposas estomacales en su etapa inicial, procedí a contarle santo y seña de mi situación actual de enamoramiento clónico (sí, de alguien idéntico a mi).
“Haaay, me acordé de mi novio Alain Delon”, me dijo ella, con la cara iluminada de felicidad, la mía en cambio dejó escapar todo el desencanto derivado de aquella frase y pensé en ese entonces: ¡carajo ¿para que demonios me preguntas sobre mi vida amorosa, señora morbosa si al valerte madre aquello te dedicas a cambiar abruptamente de tema?!
No tuve otra opción que escuchar la historia de mi tía sobre Alain Delon, en la cual me relataba que aquel guapo actor estuvo casado con una actriz bellísima llamada Romy Schneider durante 10 años, tiempo después el se enamoró súbitamente de una mujer de origen marroquí en un viaje y así, de buenas a primeras, le envió una nota acompañada de flores a Schneider en la que le comunicaba que estaba enamorado de otra mujer y que por lo tanto tenían que separarse. Obviamente dejé escapar un “pinche culero” para Delon. Pero mi tía me dejó helada al decirme “¿y sabes porque quedó prendado de aquella marroquí y echó 10 años de su vida y de la vida de su mujer por el caño? Yo estupefacta le pregunté ¿porque? ella me respondió: “Porque era igualita a él físicamente”. Arghhhh casi me ahogo con mi propia saliva, mi tía me había puesto más atención que de costumbre. Finalmente me abrazó y me preguntó ¿Cuándo lo traes?
Jajajaja tengo el síndrome Delon, totalmente.
A mi arribo a la cámara de diputados me encuentro con que mi jefe no llegó a trabajar. Seguramente fue a dar clases, aunque el poco tiempo que llevo de conocerle me invita a pensar que también prefirió gastar el tiempo en algo que no tuviera mucho que ver con la investigación social. Me lo imagino saliendo de sus clases para después pasar a alguna exposición, meterse solo al cine o simplemente caminar sin rumbo, jajaja tal vez toda esta invención sea reflejo de lo que muero por hacer en este momento, sin embargo, me alegra imaginar que aquel hombre a quien admiro tanto sacie de alguna manera aquella avidez de libertad que transpira al conversar conmigo y contarme sus peripecias de tiempo libre y juventud.
Mientras tanto yo decido unírmele y como sé que mi trabajo lleva un poco de adelanto, emprendo un largo camino a través de la infinidad de posibilidades que el internet ofrece: Primero el periódico la jornada, después las revistas proceso y reporte índigo, ya saben, un poco de mis temas fetiche actuales: narcotráfico y terrorismo, no me pregunten porqué pero entre link y link fui a dar al blog de la escritora Ángeles Mastretta, que como es sabido por todos con quien he compartido impresiones literarias, no es santa de mi devoción.
Y cuál es mi sorpresa al encontrarme con una serie de escritos, a manera de diario, sin pretensión alguna que la de expresar de la manera más honesta las diferentes impresiones heredadas de su cotidianeidad. Me gustó y me gustó mucho, tanto que tal vez considere revalorar sus aptitudes literarias; también me recordó lo bello y lo difícil que es expresar lo que uno lleva dentro valiéndose de la palabra escrita. Yo...prefiero la música, pero hoy, la invitación me surgió de no sé donde, tal vez de ella.
En otras cosas, ayer pensaba en la familia, en mi familia, en mis familias. Hay tantas curiosidades a su alrededor que al mismo tiempo me enloquecen de felicidad y desencanto. Por un lado, la familia de mi madre, que me ha brindado las mas grandes lecciones de humildad, que me hace sentir orgullosa de mi modesto origen y a la vez de ser una mujer de lucha como mi abuela, mi abuelo y mi madre. Sin embargo también me recuerda el desencanto que me produce la mediocridad, el hecho de conformarse con la realidad y las dimensiones que paupérrimamente nos han sido dadas u heredadas, sin buscar más allá de lo que nuestra comodidad o flojera nos pongan como límite...no hay ocasión en la que después de frecuentar ese lado de mi familia no me torture pensando en todo lo que hubieran logrado mis primos o mis tíos si sólo se lo hubieran propuesto, porque de capacidad no carecían, eso es pecado dice mi abuelita y estoy completamente de acuerdo.
Por otro lado, la familia de mi padre que tanto se afanó en cosechar una ridícula aristocracia fundada en la posición, el apellido y la imagen, me ha enseñado que en efecto, como te ven te tratan, pero a la vez me confunde con su afán por vivir administrando un status que ya es más parte del pasado que otra cosa. Nunca entendí el bluff de las reuniones y de las fiestas, mucho menos el cotidiano, como tampoco entendí eso de presumirse los bienes, los atuendos, los maridos y los hijos entre hermanos.
Afortunadamente mi papá se cocinó aparte en ese aspecto aunque tristemente en otros no.
Lo gracioso es que en mi casa, en mi familia nuclear, una combinación de ambas corrientes ha surtido buen efecto y aunque dicen que nadie escoge a la familia, si yo hubiera tenido oportunidad de escoger hubiera elegido a mis tres familias. No se como sea la cuarta, la que forme con mi un chico a quien quizá aún no conozca y aquellos niños que solo en mis sueños existen.
Ya que estoy en eso de la familia, en los últimos días he conversado mucho con mi Tía Vicky, quien me reprochaba que diera prioridad al trabajo y la escuela dejando de lado la integración familiar. En uno de estos bellos ejercicios espontáneos me preguntó anoche: “¿Oye Adri?, ¿cómo vas con eso del amor?, ¿Te gusta alguien? Generalmente no tengo la costumbre de comentar con las tías esa parte de mi vida por temor a no ser comprendida o a verme mareada con algún choro incómodo y fuera de época de su parte. Pero como en efecto actualmente soy presa de aquellas mariposas estomacales en su etapa inicial, procedí a contarle santo y seña de mi situación actual de enamoramiento clónico (sí, de alguien idéntico a mi).
“Haaay, me acordé de mi novio Alain Delon”, me dijo ella, con la cara iluminada de felicidad, la mía en cambio dejó escapar todo el desencanto derivado de aquella frase y pensé en ese entonces: ¡carajo ¿para que demonios me preguntas sobre mi vida amorosa, señora morbosa si al valerte madre aquello te dedicas a cambiar abruptamente de tema?!
No tuve otra opción que escuchar la historia de mi tía sobre Alain Delon, en la cual me relataba que aquel guapo actor estuvo casado con una actriz bellísima llamada Romy Schneider durante 10 años, tiempo después el se enamoró súbitamente de una mujer de origen marroquí en un viaje y así, de buenas a primeras, le envió una nota acompañada de flores a Schneider en la que le comunicaba que estaba enamorado de otra mujer y que por lo tanto tenían que separarse. Obviamente dejé escapar un “pinche culero” para Delon. Pero mi tía me dejó helada al decirme “¿y sabes porque quedó prendado de aquella marroquí y echó 10 años de su vida y de la vida de su mujer por el caño? Yo estupefacta le pregunté ¿porque? ella me respondió: “Porque era igualita a él físicamente”. Arghhhh casi me ahogo con mi propia saliva, mi tía me había puesto más atención que de costumbre. Finalmente me abrazó y me preguntó ¿Cuándo lo traes?
Jajajaja tengo el síndrome Delon, totalmente.
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