miércoles, 8 de octubre de 2008

Volar



Hace un ratote escribí esto para Hugo, mi amigo. Es encantador hurgar en los viejos archivos y toparse con los sentimientos del pasado. Aunque también embarga una sensación extraña, mezcla entre risa y pena jaja.


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No sé, a mi me importa un pito que por ojos lleves hojas de otoño encerradas en esferas cristalinas, que el mar de tu cabello me envuelva en su hipnótico oleaje cubierto de noche.


Me da lo mismo que de tus manos escapen melodías capaces de producir en mí los más sulfúricos estados y que tu sola presencia me recuerde a mi presencia.

Todo esto puedo pasarlo por alto.

Lo que no puedo dejar de lado y no te perdono por motivo alguno es que vueles y caray ¡Con qué maestría!

Que como el viento y con total ligereza, volando, me sigas a todas partes.

Que como un puñado de arena te me escapes volando cada vez que creo tenerte.

Que volando pases por encima de mí invitándome a volar sin que lo escuche, y eso…no tienes idea de cómo me confunde.

Mejor…enséñame a volar como tú haces, llévame por caminos desconocidos, guíame con indómita destreza, invítame a contar estrellas...tus estrellas.


Adrianne Alonso

1 comentario:

infructuosa fantasia dijo...

jajaja claro, recuerdo el texto, sii es muy bueno buscar en los recuerdos en cosas antiguas en cartas, libretas, partituras, hasta juguetes vaya jajaja siempre es bueno recordar cosas, tener presente viejas anecdotas.